La Noche del Ocaso {Historia}

por **Le Nuit Du Coucher** Mar Ago 17, 2010 9:55 pm

Hace ya muchísimo tiempo, más del que cualquier número podría simplificar, cuando el mundo aún era joven y la humanidad no poblaba sus tierras, una guerra se desató en los cielos. Los Dioses comenzaron a comprender que si bien no podían ser dañados por ningún otro ser, podían hacerse daño mutuamente. El poder y la ambición de algunos los llevaron a una guerra que hoy en día si bien no ha terminado, pero es batallada por otros...
Un grupo de Dioses llamados "los inmortales" comenzaron a darse cuenta que tanto ellos, como sus contrincantes eran literalmente inmortales, para triunfar debían atacar donde más les doliera...debían poblar la tierra con seres impuros. Había reglas estrictas en los cielos, que sólo almas bajas y oscuras podían romper, ningún Dios podía descender a la tierra, salvo aquellos que hayan roto reglas inaceptables. Así, las almas de aquellos infractores fueron libradas en pos de los intereses de los inmortales, y enviados a la tierra. De ese modo, nacían los demonios, inmortales...a su modo, pero vulnerables en cierto punto.
Poco tiempo después la humanidad comenzó a hacerse presente en la tierra, y los demonios se deslizaban con ella, caminando libres por el mundo y causando estragos a su paso. El Dios mayor, comprendió que tenía dos opciones, o echar a perder la humanidad y perder la guerra, o mandar a esta enviados de su causa, ángeles. Aquel Dios no tomó como opción siquiera la destrucción de la humanidad, y envió ángeles para la purificación de la tierra. Otra guerra comenzó a desatarse en la tierra, y los demonios comenzaron a ver bajar sus números de forma considerable, dejando así... de considerarse inmortales. La humanidad continuaba creciendo ajena a la batalla que se luchaba a su alrededor, hasta que un demonio, desesperado por la perdida de sus compañeros, decidió buscar en los humanos, seguidores...soldados, que si bien no fueran tan fuertes e invencibles, crearan al menos un dilema para los ángeles a los que se enfrentaban. De este modo, el demonio decidió convertir a su primer seguidor mordiendo su yugular, de modo que esta mordida le causara pertenencia. Algo curioso pasó, el humano se volvió más fuerte y ágil con la sangre de aquel demonio corriendo por sus venas, pero esto también traía sus consecuencias."De la sangre habéis nacido, por la sangre moriréis" recitaba la profecía creada por uno de los sacerdotes antiguos, quién fue asesinado misteriosamente.
Como recitaba aquel antiguo sacerdote, el primer vampiro no lograba concentrarse mucho en la causa que aquel demonio recitaba, ya que su carácter...ahora aumentado, le gritaba por dentro que no era su batalla, y que él sólo debía luchar para sobrevivir, y sobrevivir era conseguir cuanta sangre humana le fuera necesaria, para esto debía librarse de los demonios. Día tras día aquel vampiro fue mordiendo a los humanos que se le cruzaban por el camino, con la esperanza de crear un nuevo ejército, que sólo luchara para y por él, mientras se encontraba cazando sin reparo alguno. Ni los ángeles ni los demonios pudieron hacer algo al respecto, y una nueva era azotaba la tierra, la de los vampiros, quienes comenzaron a tomar consciencia poco a poco cuando comenzaron a haber rumores sobre los asesinatos cometidos.
Siglos pasaron y nadie pudo detener a estos nuevos seres, sedientos de sangre y poder que poblaban la tierra. Un día frío, de invierno se hizo presente en el mundo acompañado con un eclipse solar que dejó el país de Francia a oscuras por largos y penosos días, los vampiros atemorizados porque esto fuera una venganza de los demonios se reunieron a campo abierto, dispuestos a luchar. Largas horas pasaron, y algo comenzaba a avanzar frente a ellos, cuando la niebla se disipó en lugar de un demonio, lo que se presentaba frente a ellos era una mujer con apariencia humana. La profecía recita que aquella mujer era hija de la mismísima Athenea, y que el arco que llevaba en sus manos había sido forjado por la misma Artemisa, a su lado, yacía una bestia salvaje con apariencia de tigre pero mirada inteligente…humana. Aquella noche, fue llamada "Le nuit du coucher", la noche del ocaso...ya que esa noche… la humanidad comenzó a dar batalla, y el ocaso de la era vampírica, se hacía presente.
Siglos pasaron desde esa noche y los vampiros se encuentran recluidos y minimizados en números, pero no han desaparecido e intentan atraer más gente a sus números como sea posible.
Por otra parte, a sabiendas de esto último la organización de caza vampiros ha creado un internado, a donde se envía a todos los humanos menores de edad que han cometido delitos de cualquier tipo, allí los entrenan para defenderse de las criaturas de la noche sin que ellos siquiera sepan su existencia, son protegidos sigilosa y fuertemente por cambia formas que caminan por los corredores todas las noches y los cazadores que se mantienen fuera de este, asesinando a los vampiros suicidas que se animan a aparecer.
En cuanto a los demonios, se encuentran recluidos, y ninguna raza sabe su paradero, al igual que los ángeles, quienes solo entran en contacto con la humanidad cuando algún humano fallece.